martes, 9 de agosto de 2016

Tú eres mi hijo querido y eres para mí más precioso que todo el universo. Cuando estés triste, deprimido, enfermo o atribulado por cualquier dificultad, ven a Mí y cuéntame tus cosas. Yo me sentiré feliz de oírte y de ayudarte. Y, cuando estés alegre y contento, no olvides que todo lo que tienes es un regalo de mis manos y que debes agradecerlo y aprovecharlo para hacer felices a los demás.


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