lunes, 27 de abril de 2015

Servir es una forma de ser, antes de convertirse en actividad.


El servidor primero aprende a amar. Si ama a su Señor amará también servirle.
El servicio desinteresado fluye del corazón que ama.
Servimos porque SOMOS servidores.
Tenemos el corazón bien dispuesto por la escucha obediente al Señor. Ocurre cuando el corazón se asemeja al de Jesús en el amor. Esta es la obra del Espíritu Santo. Es por eso que María Santísima es el mejor ejemplo de servidora. Nadie ama a Jesús como ella. Ella es la mujer del FIAT, "hágase Tu voluntad"
El más grande es el que más sirve (y el que más escucha)                  


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